el pinacate

Qué me cuentas y otros cuentos...

viernes, noviembre 24, 2006

El sax de neón

Por: Amnist

Las manecillas del reloj marcan casi las diez y media de la noche, las nubes, con un tono grisáceo, cubren una cuarta parte del cielo nocturno, sin dejar ver las estrellas ni la luna, compañera fiel de la Tierra. Las ventanas están empañadas por dentro y mojadas por afuera, debido a la precipitación que cae sobre una gran parte de la ciudad, o por o menos, en la región de Ecatepec.

La presión va disminuyendo cada media hora desde que empezó a caer la lluvia, hace como dos horas; se escuchan las gotas pegando sobre el techo de lámina que cubre la mayor parte de la casa, exceptuando sólo aquellos pequeños orificios por donde se meten las gotas más persistentes y donde se tienen que utilizar algunas cubetas para que no se inunde la casa y, también, para aprovechar esta agua –con algunos químicos- para algún uso doméstico.
Amnist a marcado con su dedo índice la palabra relativo en la ventana empañada que se encuentra en su recámara, y en eso ve llegar a su padre corriendo con una pequeña bolsa de color negro en la mano derecha. –Es el cable que se necesita para poder escuchar música y poesía en mi cuarto- piensa felizmente Amnist, mientras da media vuelta y se dirige hacía la puerta principal –hecha con cartón- a recibir con los brazos abiertos a su padre.
-¡Hola Papá!, ¿Compraste lo que te pedí?- dijo Amnist, hijo único de Don Pancho quien es vigilante de una maquila dedicada a hacer papel, dentro del corredor industrial de Ecatepec.
-Primero saluda moreno. Si te traje lo que me pediste pequeño –contestó el padre de Amnist, quien cargaba su chamarra azul, pantalón negro y camisa blanca, aunque poco amarillenta por tanto uso, empapados por el mini diluvio del exterior del hogar; y que puso la bolsa negra en manos de su hijo.
Quien sabe por que razón la bolsa negra que llevaba el padre de Amnist en la mano derecha no tenía ninguna gota de lluvia en su superficie, siendo que toda su vestimenta y su cuerpo natural estaban más mojados que un pescado en su hábitat.
-Aquí esta el cable que te prometí, ahora ya podrás escuchar tu radio mi hijo. Deja la enciendo desde el inicio de la frecuencia de FM.

Buenos noches público, estos son los acontecimientos que han ocurrido durante las últimas horas en el ámbito nacional...
♫...Cierto día don palabras, me contó una extraña historia, de cómo nacen las cosas, cada vez que uno las toca...♫;
--...la deforestación de las selvas y de otros recursos naturales están provocando una desestabilización en el ambiente en algunas regiones del mundo...;

♫...por el suelo hay una comadrita que ya nadie se para a mirar, por el suelo hay una mamacita que se muere de no respetar...♫;
---... ¿Cómo pudiste hacerme esto, Felipe Leonardo? nunca creí que fueras a enamorarte de esa mujer...
♫...Nunca digas que no vidita, nunca digas jamás negrita; son cosas del amor vidita, cosas del corazón...♫;
--... en el país, durante este nuevo gobierno, ha mejorado las condiciones de vida de muchos mexicanos...
♫...Mentira lo que dice, mentira lo que da, mentira lo que hace, bajo la oscuridad...♫;
♫...No me arrepiento de este amor, aunque me cueste el corazón, amarte es un milagro, yo te ame...♫;
...Estas escuchando la GE buena, la estación del momento...;
...el clásico futbolero terminó con un empate a dos, el cual se definió en el último minuto por parte del equipo visitante...;
...Ven, visítanos en avenida Insurgentes sin número y te apoyaremos con lo que necesites económicamente...;
♫...Ya que yo, no tengo tiempo de cambiar mi vida, la máquina me ha vuelto una sombra borrosa, y aunque soy la misma sombra que han negado tus ojos, se que aún tengo tiempo para abordar en otro puerto; esto es todo por hoy, espero que nos escuche el día de mañana a la misma hora...
-Al parecer si se escuchan todas las estaciones en tu radio.
Dijo el padre del niño que había cumplido 11 años de edad el sábado pasado y al que le habían dado, como uno de sus tantos regalos, una radio con toca cintas y sintonizador de las frecuencias AM y FM; era una radio de colores azul marino y gris con solo una bocina en el lado derecho en forma de cubo; este utensilio tenía una forma peculiar, era como un tostador. Desde hoy, ya no tendrá que ir al cuarto de su hermana ni de sus padres a escuchar su música favorita y enterarse de una que otra noticia del mundo exterior.
”El mundo es música, los sonidos que crea la naturaleza son música: los que se crean al chocar las manos, al pisar, al hablar, el canto de los pájaros cuando buscan a su amor, el ladrido y el maullido de los perros y los gatos que viven en las calles y de los que están en conflicto entre ellos por las noches al otro lado del callejón: las gotas cayendo sobre la ventana en una tarde de verano: todo es música, hasta el sonido más frenético o el silencio absoluto del bosque se puede convertir, con un tiempo y compás subjetivo, en música para los oídos”.

Esas palabras, que alguna vez le dijo su abuelo, quien tuvo -cuando era más joven y su rostro todavía no mostraba aquellas arrugas que fue delineando el tiempo- un grupo de Jazz que cada fin de semana, desde las diez y media de la noche hasta que apareciera el alba, tocaba en un bar subterráneo llamado El fulgor del sax neón; a aquel niño que apenas había cumplido su primera década de vida, le pasaron por la mente, en el momento en que vio por primera vez la radio en su escritorio. Pero ahora ya podría escuchar sonidos más perceptibles para la mayoría de la gente en su aparato.