el pinacate

Qué me cuentas y otros cuentos...

viernes, noviembre 24, 2006

“Espejos sonoros”

Por: AQUILES - 2005
Estarás en tu silla con tus cabellos blancos, tus manos arrugadas y tu soledad de antaño; escucharás música y risas de una multitud que no te es ajena; te levantarás con esfuerzo y dudarás en salir de casa para atravesar la calle y encontrar de dónde viene aquel bullicio; al fin, decidirás cruzar la avenida; tu corazón latirá más y más conforme avanzas y te sentirás a cada paso un tanto más joven; te pararás frente a la ventana de aquella cabaña y tu mente se llenará de luz alimentada por las imágenes que allí se desarrollan; entrarás con cierta timidez y al verte se hará una pausa: un silencio comunitario; los nervios y la incomodidad te animarán a hablar; tu cara reflejará 40 años menos, pero tu voz dirá que tienes 60; con ronquera ya común de tu estado, contarás cómo al igual que ellos tú gozabas con el licor y las mujeres, una carcajada se desatará al fondo del lugar, levantarás la vista y con mayor firmeza pero con humildad pedirás una disculpa, les recordarás aquellos tiempos en que andabas de puerto en puerto con tu guitarra al hombro y enseñarás una foto de cuando actuabas codo a codo con algún famoso artista ; brotarán lagrimas de tus ojos al ver reflejadas tus ilusiones en esos niños de corazón ingenuo y una vez más pedirás que te perdonen, dirás que los viejos suelen ser un tanto ridículos; en ese momento harás una pausa e invitarás a todos a una comida que realizará tu vieja vecina, al decirlo tu estómago gruñirá debido al hambre que traes desde hace ya tres días, al momento se oirá un silbido de reclamo por la ausencia de música y las voces de todos volverán a sucumbir, tú, con la palabra en la boca te perderás entre humo y copeo y, recordarás la impaciencia que se tiene en esos años, la intolerancia que en tus veinte tenías por aquellos mamarrachos que incomodaban tus veladas presumiendo sus vivencias aburridas; darás la vuelta y un tipo con tez extraña te extenderá una botella, beberás y sentirás que todo comienza y te embriagarás mas no por el alcohol si no por la nostalgia ; no podrás continuar pues en los ojos de aquél chiquillo sólo habrá ironía y, querrás salir pero tus piernas no darán respuesta ; sentirás que tu costado se adormece , un incomprensible miedo invadirá tu ser, un frío intenso azotará tu nuca , tragarás saliva con esfuerzo al tiempo que se nublará tu vista, dejarás de escuchar las risas y dominará el débil latido de tu corazón ; alguien te pateará cual bulto , alguien te arrastrará a la calle; nadie notará tu cuerpo. Dos días después te verás enmarcado por cuatro veladoras, un perro lamerá tu cara, un niño pensará que duermes, un cuervo al arrancar tu ojo, te hará saber que estás muerto…
¿A qué hora se fueron todos?, lo último que me acuerdo es que empezaron a cantar la Mariela y la Chio y mejor prendimos el radio; el pinche Paco le puso en una estación en la que estaba una rola bien viajada del Silvio Rodríguez,
“déjale, es la de MONÓLOGO” gritaba ya bien pedo el Juanito y, me quedé bien jetón, después, dice la Mayra que me levanté a vomitar, que parecía que iba a echar el hígado.
La neta ya no voy a chupar, si no, me cae que sí me voy a morir de cirrosis como vi por ahí anoche, jajajajaja.
Fin.