el pinacate

Qué me cuentas y otros cuentos...

viernes, noviembre 24, 2006

Horizontes

Por: Rolando Deschaund de Gilead

Gabriel, iba agarrado de la mano de su hermano mayor Rafael. Su mano pequeña contrastaba cómicamente sobre la enorme manaza de el, mientras su rostro observaba a su hermano mayor con admiración y curiosidad.
Caminaban tranquilamente hacia los Cinepolis Plaza Atizapan, se acercaba el atardecer y la razón por la cual asistían era para ver la película Robots que le llamaba tanto la atención a Gabriel.
Los ojos de Gabriel relucían de entusiasmo cuando cruzaban por el mostrador y por la tienda de dulces llenas de olores a palomitas y chocolates. Desde la mañana y prácticamente desde hacia una semana atrás, había esperado ese momento, todos los días se había imaginado estando en el cine con su hermano viendo Robots con mucha alegría y cada ves que lo hacia terminaba jugando con sus carritos y su motocicleta Tonca de plástico reforzado. Ahora estaban ahí y cargaba su motocicleta con la mano libre simulando un salto acrobático.
Entraron a la sala de cine, Gabriel estaba feliz y Rafael satisfecho y relajado.
La película empezó con las imágenes de los muñecos animados de colores brillantes y movimientos fluidos, sonrisas y situaciones chuscas y cómicas. Gabriel estaba exultante de emociones, sonriendo y jugando con su motocicleta, viendo la película y haciendo algunos ruidos muy levemente, cuidando de no molestar a las demás personas. Se agitaba de un lado para otro, alegre, moviendo sus pequeñas piernas en el aire. Todo su cuerpo desprendía regocijo.
Llego el intermedio, se encendieron las luces y la mente de Gabriel no pudo olvidar los sabrosos olores de la dulcería.
- Oye Rafa, tengo ganas de unas palomitas o unas pasas con chocolate, ¿me compras algunas?- Pregunto ansioso.
Rafael se lo pensó un rato, se rasco la rodilla y luego se paso la mano sobre su cabeza, estaba muy a gusto ahí sentado.
- Toma, cómprate lo que mas se te antoje, pero no te gastes todo – Le dijo, no viendo inconveniente de que fuera solo y especulo por un segundo sobre la posibilidad de que se fuera a gastar todo el billete que le daba, pero al fin se lo dio sin más.
Gabriel salió a comprar sus palomitas y sus pasas con chocolate.

Rafael se quedo pensando en el día que acababa, sobandose su mentón con la mano y restregándose las barbas sin afeitar que le crecían. Sentía que había sido un buen día, su trabajo y estudio en artes visuales resulto provechoso. Tenia una producción televisiva en la cual estaba participando como co-productor, tenían algunos problemas técnicos y de personal, no tenían dinero ni muchos recursos, pero era natural ya que estaban iniciándose en el ambiente, pero todo marchaba bien, así lo sentía Rafael. Solo tenía que pensar como conseguir mas extras que participaran en la producción sin que cobraran mucho o que no cobraran en absoluto. Siguió rascándose la barbilla. Existían algunas maneras de solventar esos inconvenientes, no era muy complicado, lo único era encontrar la forma. Se le ocurrió una idea muy sencilla y eficaz. Sus ojos brillaban de la concentración y del gusto que sentía, mirando al aire a la nada, pero sus pensamientos fueron interrumpidos cuando la luz de la sala volvió a apagarse y la película reinicio su proyección, escucho un alboroto afuera de la sala y fue cuando se dio cuenta de que Gabriel había tardado en regresar.
Salió en su busca y observo a un tumulto de personas, agitadas y nerviosas que se apelotaban cerca de los baños, se acerco curioso y extrañado a la ves, ¿por qué ese nerviosismo? Y fue cuando por fin encontró a su hermanito...



...Gabriel salió de la sala del cine rumbo a la dulcería. Se relamía los labios sabrosamente y deseoso por los dulces. Llego al mostrador y pidió las palomitas y las pasas con chocolate. Una joven lo atendió y sonriéndole amigablemente le entrego los deliciosos productos.
Metió su rostro dentro de las palomitas para saborear un poco. Las luces brillantes que rodeaban la dulcería le alegraron el alma y lo hicieron sentirse mas feliz. Antes de entrar a la sala paso cerca de los baños y decidió que su vejiga podría descansar un poco para disfrutar de la película mas a gusto.
Cruzo a un lado de un hombre robusto y con bigote que se encontraba recargado en la pared y entro a los baños. El hombre siguió con la mirada a Gabriel hasta que este se perdió en el interior de los lavabos.
Se dio cuenta de que tenia un problema a causa de las palomitas, se acerco a los lavamanos y coloco encima las palomitas.
Entraron dos personas mas al baño, Gabriel apenas los vio, se coloco las pasas con chocolate en uno de sus bolsillos y fue a orinar.
Los dos tipos, dieron vuelta en el interior del baño, Gabriel no les puso mucha atención, sintió algo extraño flotando en el ambiente, una especie de próxima fatalidad y profundo vacío y un negativismo negro, denso y oscuro rondando y arraigándose en el sitio, de una manera tan palpable que se sintió incomodo. Pero se encontraba absorto por la emoción de su película y no se dio cuenta como aquellos individuos observaban por debajo de las puertas de los retretes en busca de alguna persona. Uno de ellos saco una pequeña cámara de video mientras el otro terminaba de registrar el lugar, rondando nervioso y excitado.
Gabriel se encontraba emocionado, tenía que apresurarse, ya había terminado y empezaba a guardarse su pequeño elemento en sus pantalones cuando uno de los hombres se le acerco. Gabriel vio como su sombra lo envolvía y volteo a mirarlo.
Era un tipo gordo, con ropas desgastadas por el uso y un poco mugrosas, una camiseta blanca grisácea, unos pantalones de mezclilla muy usados y sucios y un rostro inflado, café grisáceo y agujereado por antañas cicatrices de imponentes barros, una nariz gruesa de borracho y unos labios amoratados e inflamados. A Gabriel le llamo la atención la expresión contraída y furiosa en sus labios y unos ojos maliciosos, entrecerrados e inyectados en sangre que lo miraban con rabia.
Y fue cuando, aún sin guardarse todo en los pantalones, recibió un bofetón en su rostro de parte del hombretón frente a el.
- ¿Ya estas grabando cabron? – le dijo el tipo gordo al que se encontraba detrás de el. Flaco, macilento, con una cabellera como de estropajo, mocoso y grasoso. Pero esto no lo pudo ver Gabriel. Recibió el golpe en su delicada piel y cayo al piso desorientado. Cayo pesadamente sobre el retrete y luego al suelo, con su ropa mojada con los orines de la letrina. Su cabeza dio vueltas y una mancha negra lo inundo brevemente. Hubiera sido una bendición que perdiera el conocimiento pero lo recobro en el piso. Su cara latía por el dolor, no sabia que estaba ocurriendo.
- ¡Espérate Javier que no lo he encendido aun!- dijo el hombre flaco con la cámara.
- ¡Cállate! No digas mi nombre ¡imbécil! ¡y apresúrate cabrón! ¿No ves que ya empecé? – le grito el hombre al que llamaron Javier.
Javier empezó a desabrocharse el cinturón y bajarse el cierre. Se encontraba excitadísimo. Mas excitado que cuando se violo a aquella jovencita de Tequixquiapan y la mató. Estaba excitado de ver el cuerpo que consideraba delicado y suave del jovencito que se encontraba a sus pies, pensando que pronto saborearía lo que presumía su frágil y perfumada piel. Y sin esperar a que prendieran la cámara se saco el sucio pene y se acerco a Gabriel dándole un pisotón en sus piernas.
Gabriel sintió el pisotón en uno de sus tobillo y se retorció de dolor. ¿qué era lo que estaba sucediendo?
El flaco apunto su cámara hacia los dos. –“Seguramente con eso sacaría una buena lana, haría muchas copias y las vendería con su comadre Maria para que las distribuyera. O le diría al Poli que las metiera en el mercado, al cabo el si que tenia muy buenos contactos. Esperaba recuperarse con este material, buena ganancia, seguro”-, eso pensaba El Flaco.
Y siguió apuntando interesado en sacarle una buena lana.
El gordo Javier, semidesnudo y horrendo se agacho hacia Gabriel y lo agarro de los pantalones, le dio vuelta y quedaron cara a cara. El cierre del pantalón de Gabriel todavía abierto dejando ver en su interior su pequeño órgano reproductor. Se le antojo a Javier y se lo agarro con una de sus sucias, gruesas y maltratadas manos. Javier hervía de excitación, al sentir el pequeño órgano en sus manos, lo sentía suave, pequeño y frágil, no dudo en apretárselo furiosamente, excitándose al ver que a Gabriel le producía mas dolor y su enorme pené tuvo una erección.
Gabriel sintió como le agarraban su pequeño órgano y de inmediato empezó a resistirse. Se empezó a sentir extraño, como fuera de lugar a causa de lo que le pasaba, dolorido y desorientado. Su felicidad se transformo en vacío y el miedo empezó a acercarse paso a paso vertiginosamente arraigándose hacia su interior. Cuando Javier le apretó su pequeño pené hasta los testículos se encogió del dolor, y un calor profundo subió desde el centro de su abdomen hasta ahogarle la garganta. Quería gritar del dolor, decirle algo al hombre, pero a causa del daño no pudo emitir mas que un ligero gemido, esto excito aun mas a Javier.
Javier le arranco los pantalones y le desgarro la fina camiseta de un tirón que le dejo marcada la piel a Gabriel. Lo atrajo hacia su enorme corpulencia y manoseando lo que consideraba la delicadeza del cuerpo de Gabriel le empezó a mamar su pequeño pené. Rodeando con su lengua la pequeña cosita de Gabriel, chupándosela como quien chupa un dulce amargo, pero jalándole el pequeño pené hasta casi arrancárselo y mordisqueándoselo.
Gabriel se sentía fuera de si, le dolía profundamente como le destrozaban su pequeño órgano, semidesnudo tenia frío, sentía como su interior se había quebrado, rasgado y se separaba de el. Estaba en un vacío melancólico violento que lo hizo sentirse mal cada ves que aquel gigantesco hombre le tocaba y le arrancaba un poco mas su pené. Emitió algunos gritos.
Javier se levanto y le acerco su sucio pené a la boca de Gabriel, le tomo su pequeña cabeza y sintiendo lo que percibía como su suave cabello y su aroma infantil se siguió excitando y se lo metió de un tirón en su boca. En ese momento recordó la vagina de su esposa, a eso le recordaba la boca de aquel mocoso, a lo que el consideraba una cálida, suave y húmeda vagina, estrecha y jugosa. Pero la boca de aquel chaval se le antojaba mas sabroso, tan rico como cuando se la metió a aquel rico bebe en la cárcel y lo destrozo. Y al recordar esto se entusiasmo, - “¡claro que si!, ¡claro que si lo destrozaría a este pequeño manjar! , ¡¡¡como que si no!!!” - Se dijo Javier para si mismo pensando.
Y al recordar esto se lo saco de la boca, le dio vuelta, observo el trasero del pequeño y dijo:
- ¡Háblale al otro pendejo! ¡dile que venga a ayudarme cabrón! – le hablo al Flaco de la cámara que daba vueltas y los rondaba a los dos.
- ¡Oye Francisco! ¡que vengas rápido, que te necesitan! -
- ¡Si que eres un pendejo! – le gritó Javier nuevamente al ver que pronunciaba el nombre de su otro cómplice.
El hombre del bigote vigilaba la puerta del baño por fuera, diciendo que lo estaban limpiando cuando alguien trataba de entrar, aunque los empleados del cine lo miraran extraño y no lo reconocieran como un empleado de limpieza. Pero eso no le importaba a Francisco, la gente era muy estúpida y si uno forzaba un poco la situación las personas lo dejaban correr como si uno tuviera toda la autoridad para hacer lo que se viniera en gana. La gente lo veía como algo normal. Pero pensaba en las cosas en las que estaba metido, ¿qué chingados tenia que estar haciendo ahí? Pensaba Francisco, ¿en que cosas me dejo arrastrar?. Y fue cuando escucho que lo llamaban. Abrió la puerta y el espectáculo que vio le contrajo el estómago de repugnancia. El niño golpeado, desnudo debajo de la masa de aquella monstruosidad. -“¡Pinche depravado!”-, pensaba.
- ¡Oye cabrón ven a ayudarme!- grito Javier.
- ¿Qué quieres imbécil? No ves que estoy aquí ocupado. ¡No¡, no puedo ayudarte -
- ¡Que vengas cabrón! O ¿quieres que te truene mendigo?, ven y sostén al chamaco que no puedo hacerlo solo- mintió.
Francisco lo pensó un momento, mientras mas rápido terminaran aquello mejor, no quería meterse en mas broncas y entro.
- Cuida aquí guey – le dijo al Flaco. Busco algo con que atorar la puerta, pero no encontró nada, estaba acelerado y decidió ir a ayudarlo para terminar ya de una sola ves.
El Flaco se coloco de espaldas a la puerta, atorándolo con su propio cuerpo, así no pasaría nadie y enfoco lo mejor que pudo la escena. – “Claro que si ganaría una buena lana, buenos materiales como estos no se encuentran con mucha facilidad, que buena ganancia, si señor”- pensaba.
Javier se encontraba totalmente estimulado por sus actos, y para que eso llegara a un punto máximo se le antojo que alguien mas le ayudara a mancillara al que consideraba un delicioso pequeñajo, - “¡eso si que seria bueno carajo!”- pensó.
Francisco se acerco, nervioso, no sabia que hacer, vio la monstruosidad que estaba haciendo el otro y se le encogió un poco el estómago.
- ¡Toma!, ¡toma imbécil! Sostén las manos de este cabroncito -
Gabriel había sentido aquella cosa enorme y horrible entrar en su boca que casi lo había ahogado, una cosa salada y mugrienta que le dieron ganas de vomitar, sabor a una piel extraña y hongosa. Estaba totalmente fuera de si, con un nudo negro en el interior de su cuerpo, con la certidumbre de que algo no volvería a ser igual, de que algo había cambiado tremendamente y horriblemente y una oscuridad densa y aplastante lo envolvía en su interior, ahogándolo. Y sintió como algo en su ser se separo de el y se dividió internamente. Grito y fue cuando empezó a moverse. Lo que estaba sucediendo no era bueno, algo malo estaba ocurriendo. Todavía se sentía golpeado y aturdido pero empezó a moverse y tratar de resistirse al embate del destino que trataba de arrastrarlo por un camino que no era el suyo, un camino tenebroso, melancólico y mortal.
- ¡Bájate los pantalones y métesela en la boca! – casi grito Javier a Francisco y al ver la oposición de este le insistió nuevamente - ¡Ándale ya cabrón, que no tenemos todo el día!- Pensó entusiasmándose al imaginar lo que le haría Francisco al niño.
Francisco quedo inmóvil unos instantes sin saber que hacer, claro que no haría una cosa como esa, nunca lo haría. Pero no tenían tiempo, todo estaba encima de ellos, alguien los podría descubrir y ¡cataplam! A la cárcel. –“¡Chingada madre quemas da! Con tal de terminar con esa chingadera”-. Se bajo el cierre de sus pantalones, agarro las manos del niño, contrajo su espíritu, volteo su rostro hacia un lado para no mirar... y lo hizo...Y fue cuando sintió como una parte de el se perdió y una negrura y un vacío intenso lo sustituyeron, algo mas para su corrupción interna que lo aguanto nuevamente, pero no le gusto y se sintió mal y un poco enfermo.
-“¡Y este cabrón que me esta filmando! ¡¡En que broncas me meto Dios mío!!” –
Javier sintió la resistencia del pequeño y se apodero de el unas ansias y un gusto expectante, lo dejo caer en el suelo y empezó a propinarle una serie de trancazos y fuertes golpes en su abdomen y en su espalda. Javier consideraba que estaba jugando, disfrutando, golpeando, excitándose y siguiendo su juego que para el era excitante y placentero. Golpeándolo una y otra ves, sintiendo como su carne blanda se hundía bajo sus endurecidos y encallecidos puños y a cada gemido de dolor del niño sentía que entraba en una especie de orgasmo...

...y fue cuando metió el pené en su ano.

Gabriel estaba a punto de desmayarse del dolor, no podía respirar a causa de aquello ¿qué cosas era? Que volvía a entrar en su garganta y casi lo ahogaba. Y ahora con esa andanada de golpes no podía ni expirar, estaba inmovilizado y su mente ya había entrado en un estado de letargo, aguantando, manteniéndose y aguantando a que terminara todo, separado de su ser y de su dolor, a que todo finalizara. Pero nunca se desmayo. Y fue cuando sintió como aquella cosa entro por detrás de el, al principio sintió como se abría su interior y lo dejaba pasar, unas cosquillas extrañas que pronto dieron lugar a un doloroso desgarrón, y sintió como todo su interior se destrozaba y sangraba y le ardía y le dolía. Lo sintió el dolor casi hasta el estomago y fue cuando quedo flácido y ya no pudo hacer nada mas. Su mente y su cuerpo quedaron en blanco y en cierto sentido ya no sintió nada mas, vacío, como muerto, dividido y bloqueado.
Javier siguió bombeando en su interior imaginando que el niño era alguna jovencita que violaba, no ha su esposa que golpeaba a diario, porque su vagina se encontraba fofa y toda agrandada, si no a alguna virgen que trastornaba y eso le gustaba.
Francisco aguantando un acceso de vomito termino por eyacular en la boca del niño y se separo, asqueado, aturdido, entumido y dolorido interiormente a causa de lo que acababa de hacer y por el niño.
Gabriel sintió como algo en su boca lo inundaba, con un sabor agrio y ácido y un poco insípido, que le hizo dar un acceso de asco y vomito, mientras el semen y su desayuno que había tenido con su hermano Rafael y su padre y perro León escurrían por su boca. Vomito sin fuerza, sin animo y si no hubiera sido por la reacción de su propio organismo el no hubiera podido vomitar, tan débil y devastado se encontraba anímicamente.
Y Javier agarro una de las manos de Gabriel y sosteniendo dos de sus dedos los apretó fuertemente, emocionado los sostuvo con firmeza y se los movió en una dirección contranatural y agresivamente se los rompió, y fue cuando llego al orgasmo...

Todo termino, terminaron de grabar el video y se llevaron la grabación, así como también transformaron y se llevaron parte del alma de aquel cuerpo inmóvil y destrozado que yacía entre la suciedad y los orines de unos baños públicos...

Las palomitas habían quedado sobre el lavabo y los chocolates con pasas sobre el suelo, ambos intactos, sin ser dañados y sin abrir.

...y fue cuando Rafael por fin encontró a su hermanito, y quedo atónito de lo que observo, de la imagen espantosa que inundo sus ojos, una pesadilla. – “Claro que no estaba sucediendo, era un película, ¡eso no les podía estar pasando a ellos!, ese cuerpo que la gente sostenía no podía ser la de su hermano, ¡Claro que no!”- pensaba completamente horrorizado e impactado.
Y sin embargo la inevitabilidad del destino que atrapa a aquellos ingenuos en su transcurrir del tiempo había agarrado a Rafael de improviso, y lo devoro y no lo dejo escapar en ese momento.



Tuvo lesiones internas muy fuertes y daños en el duodeno y el colon transverso. El tratamiento psicológico duro más de un año, y Gabriel había perdido la capacidad de hablar por dos meses y medio. Tics nerviosos, miedos a la oscuridad, pesadillas, temor de estar solo y de salir a la calle fueron parte de las secuelas que se produjeron en él, se retrajo dentro de si mismo y no pudo desenvolverse normalmente y con seguridad por varios años después de ello, el dolor psíquico y las angustias internas que eso le produjo solo los sentía el y nadie mas podía saber el verdadero dolor que estaba pasando en su existencia infantil, una infancia que ya no seria igual y que quizás ya nunca mas la tendría, un paso mas en la dureza de la vida, y eso aunque le trataran de ayudar solo a el le correspondía aguantarlo, soportarlo y superarlo, con su pequeña infancia y el resto de su inocencia o la fuerza de voluntad para seguir conservándola a pesar de todo.
Quizás esto fue parte del motivo por el cual Rafael decidió involucrarse en el estudio de videos sexuales con contenido violento logrando conseguir junto con sus compañeros de la Facultad de Comunicaciones de la UDF, unos videos comprados en “El Chopo” y horrorizarse al darse cuenta de que su hermanito se encontraba en aquellos productos que eran cotizados y hechos con sudor y sangre.
Rafael y sus compañeros entregaron el video a las autoridades en busca de ayuda. La ayuda que recibieron fue un arresto por treinta y seis horas por posesión de videos ilegales , una multa de quince mil pesos y una acusación formal ante la justicia pertinente por comprar y comerciar con pornografía infantil.

La justicia, estaba luchando por que todo se hiciera correctamente y no podían dejar que un grupo de jóvenes depravados videoaficionados compraran un video y se salieran con la suya...


El Poli se dio cuenta de que conocía a un individuo que aparecía en una foto del periódico que tenía en sus manos, -“lo conocía, claro que si. ¿Cómo se llamaba?”- No se acordaba bien, pero al leer el nombre en el periódico lo reconoció al instante.
-“¿Pues si era Francisco? ¡Pero que pendejo fue!”- pensó al final...